miércoles, 16 de noviembre de 2011

Prólogo.

Los faroles de las tiendas ya se apagaban aquella noche de luna nueva. El pueblo estaba totalmente solitario, ningún ser vivo andaba ahora por allí. Yo caminaba sin rumbo alguno y muy asustada. Llegué a un parque y allí me detuve. Un sonido horrible llegaba a mis oídos. Peor que arañar una pizarra con las uñas. Cuando me dí la vuelta, le vi. Esperaba que fuera él.

    • No tengas miedo. - me dijo con una sonrisa burlona – Sabes que no te haría daño.

Sabía que no me iba a hacer daño. Lo sabía porque aquel individuo, más terrorífico que el aullido de un lobo solitario una noche de luna llena, estaba enamorado de mí. Si tenía sentido común debería huir. Y lo hice. Corrí con todas mis fuerzas, hasta el infinito, corrí mientras escuchaba detrás mía su risa malvada. Llegué a las vías del tren. ¿Qué hacer? Eran las cuatro de la mañana, a esa hora el tren no pasaría. Atravesé las vías, pero en el último momento me caí. Y él llegó. Entonces pensé con todas mis fuerzas y fé que apareciese Jake. De repente, una luz hermosa iluminó la noche. Ya estaba a salvo.

1 comentario:

  1. Tiene pinta de interesante, no tardes en subirlo por favor.
    mi blog: http://albacax.blogspot.com/

    ResponderEliminar